¿Ayuda a los hosteleros?
Todos sabemos el sacrificio especial que se ha impuesto a la actividad de hostelería y restauración que permaneció cerrada durante meses al inicio de la pandemia y, posteriormente, fue sometida a medidas restrictivas que han provocado unas pérdidas económicas al sector que deben ser indemnizadas por la Administración Pública española como así lo han hecho otros Estados europeos.
Por ejemplo, en Alemania se cubre entre el 30% y el 90% de la facturación perdida. En Francia se cubre hasta el 20% de la facturación cuando el empresario ha perdido más del 70% con un límite de 200.000 euros por empresa. Portugal mide la perdida de facturación de las empresas de enero a septiembre y ha abonado el 20% de esta cantidad. O, Reino Unido da cheques mensuales de 3.000 libras para los negocios con problemas y otros complementos en función de la caída de la facturación, todo ello en una recta interpretación del artículo 107.2.b) del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, en la medida que establece que son compatibles con el mercado interior “las ayudas destinadas a reparar los perjuicios causados por desastres naturales o por otros acontecimientos de carácter excepcional”, que este Gobierno ni tan siquiera se plantea, cuando en la Europa civilizada es una medida absolutamente normal.
Por el contrario, en este país es mucha la afición que existe a la limitación de derechos, limitación de derechos que es inversamente proporcional a facilitar cualquier tipo de ayuda. Y sea por desconocimiento o por desfachatez de los que llevan las riendas, la falta de ayudas es una tónica constante y bajo el lema encubierto de “sálvese quien pueda” dejan al albur de las circunstancias la permanencia de las pequeñas y medianas empresas que vienen a constituir el 95% del tejido empresarial español, destruyendo la riqueza que tanto ha costado crear.
Jamás, a nuestro juicio, se ha caído tan bajo.